Semana Mexicana: Cannon Bernáldez
Cannon Bernáldez es plenamente consciente y vocal sobre las formas en que sectores de la sociedad mexicana son sistemáticamente superados por la violencia y el trauma colectivo. “En muchas ocasiones, me quedo sin palabras, pero debo continuar”, señala la artista. “Es una lucha contra el sistema, para continuar y resistir.”
Desde documentar escenas de crimen y la “guerra contra las drogas”, hasta trabajar directamente con las familias de los desaparecidos, la filosofía artística de la fotógrafa es una herramienta potente para la crítica social y la resistencia.
Encontrando nuevos caminos para la inspiración después de una carrera como fotoperiodista, ahora explora asiduamente procesos fotográficos alternativos. Este cambio en la práctica dio lugar a un trabajo más contemplativo que, sin embargo, aún mantiene su filo crítico y urgencia — especialmente para aquellos que pasan sus vidas esperando y exigiendo justicia.
En esta segunda entrega de nuestra semana sobre la fotografía mexicana contemporánea, Cannon y yo discutimos la evolución de su carrera, desde sus días como fotoperiodista hasta sus proyectos actuales sobre la supervivencia frente a la negligencia del estado y el borrado de la identidad.
— Vicente Cayuela, Editor Latinoamericano
Nota del Editor: La siguiente entrevista ha sido condensada de su versión original.
Check the English version here.
Cannon Bernáldez (1974) nació en la Ciudad de México. Licenciada en periodismo por la Escuela Carlos Septién García, ha complementado su formación artística a través de cursos y talleres de fotografía y crítica cinematográfica. Su obra se ha presentado en galerías y centros culturales de México y el extranjero en lugares como Estados Unidos, Rusia, Perú y Francia. Ganadora de la 12ª Bienal de Fotografía en el 2006, ha obtenido la beca Jóvenes Creadores otorgada por el FONCA en dos emisiones, Premio de la Fundación Cultural Omnilife (2001). Ha sido en dos ocasiones Miembro del Sistema Nacional de Creadores. Entre sus exposiciones individuales destacan: Galería de la Alianza Francesa, San Ángel 2003; Images du Pôle, Orleans, Francia (2004); Nacho López, Fototeca de Pachuca (2005). Su trabajo pertenece a la colección del Musée de l’Elysée, Lusana, Suiza; Museo de Fine Arts, Houston, Texas y al Arts Center, Universidad de Lehigh en Pensilvania, EE. UU.; Centro de la Imagen, Museo de Arte Carrillo Gil, Museo Universitario del Chopo y a la Fundación Cultural Televisa. Fue docente de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos en la Facultad de Artes y en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Ha impartido cursos y talleres de técnica fotográfica y producción artística, tanto en la Ciudad de México como en los Centros de Arte de San Luis Potosí, Salamanca, Guanajuato, Centro Fotográfico Álvarez Bravo en Oaxaca, entre otros. Actualmente es docente de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas en la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Creadores, además dirige su taller-estudio de fotografía experimental Photo Linterna Mágica en la Ciudad de México.
Sigue a Cannon Bernáldez en Instagram: @cannonbernaldez
Vicente Cayuela: Cannon, muchas gracias por unirte a nuestra Semana Mexicana. Tu trayectoria abordando una gran variedad de temas complejos en la sociedad Mexicana es muy inspiradora. ¿Cómo ha evolucionado tu enfoque hacia la representación de la violencia y problemas sociales a lo largo de tu carrera?
Cannon Bernáldez: Ha sido todo un proceso de muchos años, en un principio no lo tenía muy claro, pero con el tiempo he trabajado con temas de violencia. No puedo tener una visión ajena a lo que está sucediendo en mi país. Mi trabajo refleja mis reflexiones y preocupaciones de crisis de una política neoliberal, lo que está sucediendo en México es muy fuerte, mi proceso creativo también trata de entender qué está sucediendo en mi país y junto con el papel de la fotografía en su representación fotográfica.
Los problemas sociales han evolucionado, antes no se hablaba de feminicidios, racismo, colonialismo, capitalismo, etc. Creo que nuestra labor como artista es cuestionar y evidenciar desde nuestro medio lo que está sucediendo en la sociedad. El papel del artista debe de ir hacia una imaginación radical, fuera de los cánones del arte, lejos del mercado. La producción debe ir hacía una reflexión de nuestra sociedad y del mismo medio. Crear para creer en nuevos mundos posibles.
VC: Tu trabajo se ha transformado hacia la producción de imágenes construidas y escenificadas en la última década. ¿Qué te motivó a hacer este cambio en tu enfoque, alejándote de prácticas foto periodísticas y documentales?
CB: Sentir la libertad creativa, me he declarado que soy una artista que trabaja con el medio fotográfico, lejos de del fotoperiodismo rancio y viejo. Mi producción artística me ha permitido pensar más allá de la imagen y su representación. Actualmente me permito experimentar con otros medios y soportes, poder imaginar la fotografía con otras disciplinas como la pintura, el cine, arte sonoro, bordado, collage y el performance.
VC: There is indeed a profound evolution in your approach. It is striking when we consider your past as a photojournalist, documenting violence and crime in projects like Cuando el Diablo Anda Suelto. Your more authorial projects, such as El Azul, are also concerned with the culture of fear heightened by the “war on drugs” and social violence. How do you address these themes in your images now and what still motivates you to do so?
CB: Pienso en las imágenes sutiles, sin perder el objetivo principal de mostrar la violencia y el miedo. Hay un proceso de investigación y en algunos casos de trabajo de campo e inmersión, me adentro a los temas que investigo para poder entender que está sucediendo con los temas que voy trabajando, en algunas ocasiones, recojo testimonios, entrevistas o lo que voy viviendo con las víctimas. Evoco de una manera muy sugerente en mis imágenes, deseo un espectador que pueda reflexionar en torno a la violencia y a lo que viven las víctimas de esta.
VC: In spite of this change of practice, much of your work still revolves around social commitment. How did the idea of using photography and art as tools to address the situation of children and youth affected by disappearances in your project Fotografía contra el olvido (“Photography against oblivion”) come about?
CB: Justo parte de esta lucha y resistencia es la búsqueda de proyectos de paz y cultura. Conociendo y conviviendo con las familias me di cuenta que muchas de sus fotografías eran usadas como carteles de denuncia o fichas de búsqueda. La fotografía de su familiar es su gran recuerdo y tesoro.
En los talleres usamos estas imágenes para la memoria, hacemos objetos fotográficos, como pequeños memorables que ellas o ellos mismos construyen con mucho amor y cariño. Estos actos son de resistencia ante el olvido, es bien importante trabajar la imagen desde la memoria con el fin de no olvidarlos.
Fotografía contra el olvido es también para la mamás, esposas, hermanas, hermanos y padres, es para todos, hacemos dijes de resina con la foto del familiar desaparecido, yo les enseño a usar la resina y este dije es su más grande tesoro, pues siempre lo traen consigo. Cuando damos los talleres se crea un espacio de confianza y amor para realizar su propio dije.
VC: These are very intimate interactions with families of missing persons that you are having.
CB: Sí, así es, hay un trabajo de mucho respeto, procuro no exhibir a las personas, cuido mucho mi proceso de trabajo con las familias, pues son temas de mucho dolor y desesperanza, aquí en México nos dicen solidarios y acompañantes, porque ayudamos solo con estar ahí y que no se sientan solos.
VC:¿Qué te inspiró a trabajar con familias de desaparecidos, y por qué decidiste centrarte en los niños y jóvenes afectados por estas situaciones?
CB: Los niños y jóvenes familiares de personas desaparecidas son víctimas colaterales de las desapariciones, son víctimas que sufren en silencio y en solitario, mi idea es que pueda proporcionar un espacio de juego, confianza y en dónde puedan hablar de su familiar. Desafortunadamente es un gran trabajo y a veces no puedo cubrir la demanda, ya que es el Estado es el que le corresponde restituir el daño y la pérdida y atender a todas estás víctimas. Estos niños y adolescentes sufren mucho y es una población que hay que atender, yo solo trabajo desde mis posibilidades y recursos. Trato de estar actualizándome en talleres, cursos y con psicólogos para poder asistir juntos a estos niños.
VC: Thinking about the lack of action from the government, how do these collectives formed by these families emerge and how do they seek support in legal, forensic, and human rights aspects?
CB: A la falta de apoyo y justicia por parte del Estado las familias se han organizado, el tema de los desaparecidos no es solo por el crimen organizado, sino por el gobierno. En algunas ciudades no hay policías especializados, investigadores o forenses. Ante esta falta de personal especializado, no hay búsquedas, no hay investigación, las familias hablan de una doble desaparición, ya que el gobierno no les ayuda, además de que muchas veces la policía está trabajando bajo las órdenes de los grupos criminales. Cuando las familias se empezaron a organizar, de manera autodidacta empezaron a crear sus propias herramientas y recursos, para realizar búsquedas en campo. Algunas organizaciones se han acercado a darles formación legal y forense, se han logrado algunos avances, muy pocos, pero las familias saben que deben de seguir en lucha y resistencia.
VC: What significant impact has the project had on the participants in terms of creating visual objects loaded with their own meaning, knowledge, and memory?
CB: La idea de recordarlos es muy importante, es significativo porque es como una promesa de decir que los van a encontrar, que van a seguir en la lucha. En algunas ocasiones ellas dan los talleres a sus compañeras, este proyecto ya no es mio, ya les pertenece a ellas y ellos. La idea es continuar con otros grupos, como los familiares víctimas de feminicidio o de periodistas asesinados, las víctimas pueden ir cambiando, pero la lucha continúa.
VC: In more general terms, what challenges have you faced when working on themes like death, violence, abandonment, and desolation?
CB: El gran desafío que se me presenta es generar imágenes sutiles, reflexivas, sugerentes. Para mi, es muy difícil pensar y resolver visualmente como representar lo impresentable, nombrar lo que no se nombra, lo que no alcanza a tener nombre como el horror, las desapariciones, el miedo, la injusticia, la tortura, las ejecuciones, la más pura violencia en dimensiones inexplicables, ejecutada por grupos criminales apoyada por el estado, en muchas ocasiones me quedo sin palabras, pero debo de continuar, es una lucha contra el sistema, continuar y resistir.
VC: You not only address these issues externally through society. More recently your work has taken a more vulnerable, autobiographical undertone. In El orden normal de las cosas, you explored creating a series of photographs of your hands, printed on solarized silver gelatin, after a very traumatic event in your life. Could you provide more details about that and the concept behind this work?
CB: En el año 2021, sufrí un asaltó en la ciudad de méxico, recibí un golpe en la cara el cual caía al suelo y mi mano izquierda sufrió una pequeña fractura. Durante días mi cara estuvo deformada por el golpe que recibí y mi mano estaba muy mal. Levanté una denuncia y busqué ayuda del estado, como la denuncia y atención médica, pero no la encontré. Estaba sola y me sentía avergonzada. El Estado me revictimizó y no encontré justicia. Lo único que se me ocurrió fue tomar fotografías de mi mano, mi cuerpo estaba roto, golpeado y dolido. Una vez recuperada, comencé a imprimir y experimental con la impresión fotográfica en mi laboratorio con pequeñas fotografías con la técnica de solarización. Tengo un pequeño laboratorio en mi casa que instalé en mi casa durante la pandemia, solo me permite hacer copias pequeñas. Comencé a imprimir impulsivamente, mi mano era la representación de ese dolor, deformada y rota, son más de cien impresiones. Podrían ser más, ya que representa esa búsqueda constante de justicia y reparación del daño que el Estado no me brindo.
VC: Miedos (“Fears”) is another authorial project that is also more internal, featuring self-portraits and staged scenes where you enact your own death, exposing personal fears and phobias. How do you use the combination of fiction and reality to convey messages and emotions in this work?
CB: I have visual references that have helped me construct my images, such as childhood stories like The Wizard of Oz or Alice in Wonderland, along with violent newspaper images. I am drawn to fantasy and bucolic images. My academic background is in journalism, and I did press photography and documentary projects. During that time, I believed the model of documentary photography was exhausted, and I should try combining documentary and fiction, creating false documents. I focused on making images that appeared real, from their atmosphere to the final result. I wanted them to look old, so once printed, I toned and sepia-toned them with coffee. I submerged the prints in coffee to give them that antique and vintage tone. In the end, I had to show myself as I was. I tried to connect with the viewer in the clearest, but above all, honest way. I believe many people fear being run over or having their body found in the field—a reality that can happen to anyone in contemporary Mexico.
VC: Now let’s talk about your background. How did your family environment and the sociocultural situation in Mexico City influence you as a photographer?
CB: My father was an amateur and self-taught photographer; he made his own lab, built his enlarger with a slide projector of the time, and also prepared his own chemicals. There are some prints he made and a couple of cameras. When I was born, his hobby had ended, and for some strange reason, he named me Cannon, which I understood was after a Goddess of Mercy in Japan.
My environment was more influenced by my older sister, as from a young age, she attended cultural spaces and read many newspapers and magazines that were critical of the State. There was a newspaper called “La Jornada” which published incredible everyday life photographs, it was a great visual reference. I remember that as a teenager, I would look at it and wished to be a press photographer.
At that time, the state began to give more space to Mexican photographers, the 150th anniversary of the arrival of photography in Mexico was celebrated, and several exhibitions were organized in some museums, and of course, the foundation of the Centro de la Imágen in Mexico City in 1994. This space, dedicated exclusively to photography, had a huge influence on my life and training. It determined my perspective, as I met great people, from historians and curators to artists, etc. I learned another way of doing photography.
VC: How would you describe your evolution as a photographer over the years and the challenges you faced at the beginning of your career?
CB: My evolution has been to understand my own creative process, to be very respectful of my process, but above all, to be honest with myself. My training was in journalism, a profession where objectivity was a key point for its practice. I decided it was not my path, and that was when I gave way to imagination, play, the unexpected, chance, experimentation, and the alternative. I wanted to develop my own style, reflective and sometimes irreverent and radical. It has been very hard work because I deal with complicated themes such as violence, death, desolation, and abandonment.
The difficulties I faced were understanding and getting to know this complicated photographic language. Thirty years ago, there weren’t as many photography schools in Mexico, only a couple, and there was no space for reflection and analysis of the image. That is, one could not think of the photographic image from another perspective, other than social photography. It was not until the foundation of the Centro de la Imagen that I could learn and discover new forms of production. My current challenge has been to think of photography beyond photography itself.
VC: Cannon, thanks once again for joining us. I have one last question for you. How has photography changed since your beginnings in the medium, and how do you think this affects the construction and appreciation of photographic culture?
CB: [Photography] has changed in ways I could have never imagined, the immediacy, the viralization, and other concepts that are linked to photography. Nowadays, memory is immediate and ephemeral; no longer do we talk about light, silver, chemicals, archives, there are other devices and other generations. … The only thing I believe we must keep in mind is our capacity for doubt and reflection.
Never before have so many images been produced as in this era; thousands and millions of images circulate daily. Moreover, with the arrival of Artificial Intelligence, the risk is even greater. There is no visual education. It is only recently that there has been talk of colonialism, racism, indigenous peoples, radical far-right groups, etc. Our culture has been visually subjected to colonialist and exotic gazes.
Never before had we been able to access intimate spaces, the residences of artists or the extreme luxuries of famous influencers; the private became public. We have aspirational, false images that reflect a perfect world. In political campaigns, we talk about digital armies, a whole arsenal to discredit the opponent; now more than ever, we must be alert.
There is such an abundance of image circulation and so much immediate stimulation that we have stopped contemplating, looking beyond. We need to return to manual processes, not out of resistance to technology, but to return to other ways of relating to the world. Our reality is filled with screens and phones. We need time to get to know ourselves and create imaginaries of resistance against this overwhelming digital reality.
Vicente Cayuela is a Chilean multimedia artist working primarily in research-based, staged photographic projects. Inspired by oral history, the aesthetics of picture riddle books, and political propaganda, his complex still lifes and tableaux arrangements seek to familiarize young audiences with his country’s history of political violence. His 2022 debut series “JUVENILIA” earned him an Emerging Artist Award in Visual Arts from the Saint Botolph Club Foundation, a Lenscratch Student Prize, an Atlanta Celebrates Photography Equity Scholarship, and a photography jurying position at the 2023 Alliance for Young Artists & Writers’ Scholastic Art and Writing Awards in the Massachusetts region. His work has been exhibited most notably at the Griffin Museum of Photography, Abigail Ogilvy Gallery, PhotoPlace Gallery, and published nationally and internationally in print and digital publications. A cultural worker, he has interviewed renowned artists and curators and directed several multimedia projects across various museum platforms and art publications. He is currently a content editor at Lenscratch Photography Daily and Lead Content Creator at the Griffin Museum of Photography. He holds a BA in Studio Art from Brandeis University, where he received a Deborah Josepha Cohen Memorial Award in Fine Arts and a Susan Mae Green Award for Creativity in Photography.
Follow Vicente Cayuela on Instagram: @vicente.cayuela.art
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